Independiente desde 1991, Macedonia del Norte formaba parte de la antigua Yugoslavia y no adoptó su nombre oficial hasta 2019.
Se trata de una nación incipiente con una historia muy antigua. Restos neolíticos, mosaicos antiguos, suntuosas iglesias bizantinas medievales, mezquitas otomanas y la impresionante arquitectura brutalista heredada de la Yugoslavia socialista dan fe de ello.
Cruzar el río Vardar en Skopje le llevará de un siglo a otro. La ciudad de Ohrid, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un espectáculo para la vista. ¿Y qué decir de los paisajes? En un país más pequeño que Galicia y cubierto de montañas, son soberbios y cambian constantemente de un valle a otro.
Se puede practicar senderismo en los cuatro parques nacionales, disfrutar de la cata de vinos en Kavadarci, de los arrozales de Kocani... Y, de manera especial, de las gentes y tradiciones del lugar. La mayoría de los lugareños acogen a los viajeros con auténtica amabilidad y no dudan en ayudarles a encontrar el camino cuando se pierden.
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