El 2021 coincide con el 35º aniversario del accidente nuclear de
Chernóbil y el 10º de Fukushima, un año importante que invita a
reflexionar sobre el paso del tiempo en relación a la huella ecológica
que produce la radiactividad.
Las plantas, al igual que el ser humano, tienen conciencia y pueden
crecer ante la adversidad. Pueden incluso sobrevivir ante una catástrofe
nuclear como la de Chernóbil. Los rayogramas de Anaïs Tondeur
reunidos en este herbario buscan captar el trauma sufrido por
los vegetales al haber sido sometidos a una fuerte radiación y documentan
la resiliencia de las semillas que han crecido en la «zona de
exclusión». Cada imagen va acompañada de una meditación filosófica
de Michael Marder que, a su vez, testimonia cómo nuestra biosfera
es un único y grande ser vivo. El desastre nuclear alteró las plantas,
los animales, los cuerpos y también la conciencia del hombre. Los
Fragmentos de una conciencia explotada de Marder hilan la narración
de este herbario que nos invita a repensar la naturaleza y nuestra relación
con el medioambiente desde la perspectiva vegetal.
AUTOR
Michael Marder
Es profesor de investigación Ikerbasque en el departamento de filosofía en la Universidad del País Vasco. Trabaja en
la tradición fenomenológica de la filosofía continental, pensamiento ambiental y filosofía política. Recientemente, ha
escrito sobre las implicaciones éticas de lo que él nombró el «pensamiento vegetal».
Anaïs Tondeur
Es una artista visual que vive y trabaja en París. Desarrolla una práctica interdisciplinaria enfocada en el pensamiento
ecológico. Colabora regularmente con antropólogos y filósofos, geólogos y matemáticos, biólogos y ecologistas, en el
marco de residencias y laboratorios científicos. Sus trabajos han sido expuestos en todo el mundo.
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