Ante la ola prohibicionista en torno al mundo taurino, Francis Wolff maneja en este libro argumentos paradójicamente en línea con los que suponen que hacen un bien suprimiendo las corridas de toros. Después de bastantes años, se ha desatado una campaña contra las corridas y por su prohibición. Wolff no ataca los motivos de esta movilización prohibicionista y cree que su fundamento es generoso, pero alega que este mismo movimiento no tiene en cuenta los riesgos ni contradicciones que pregona la "pretendida liberación animal" frente a la cultura humanista, entre otros los perniciosos efectos ecológicos de la prohibición. Además le achaca un profundo desconocimiento de los valores y de todo aquello que surge de la tauromaquia.
Si sólo fuera por el magnífico espectáculo de las corridas, no habría tantas excusas para evitar su supresión. Según Wolff, hay que defender este espectáculo porque es bueno moralmente, y para entenderlo nos ofrece sus 50 razones.
Este destacado filósofo francés, profesor en las universidades de París u Oxford, se ha lanzado a una campaña para la comprensión de la corrida de toros y contra las simplificaciones de sus contrarios
Francis Wolff es un filósofo francés que imparte clases como catedrático en la Escuela Normal Superior de la Universidad de París. Antes ha impartido clases en las universidades de Paris-X-Nanterre, en la de Reims y en la de São Paulo (Brasil), y recientemente, en Oxford. Entre sus obras: "Sócrates" (1994), "Aristóteles y la política" (1997), "El ser, el hombre, el discípulo" (2000), "Decir el mundo" (2004) y "Filosofía de las corridas de toros" (2007). Gracias a este último libro ofreció un memorable pregón taurino de la Feria de Abril de Sevilla y se lanzó a una campaña en defensa de las corridas de toros de la que es fruto este breve pero intenso y profundo libro que ha sentado las bases para posteriores defensas del mundo taurino.
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